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jueves, 17 de mayo de 2012

Vestido Nuevo.





Reflexión:



                Bajo mi punto de vista, esta es una situación que podría darse perfectamente en un aula de primaria, y que deberíamos saber cómo actuar al respecto de la mejor y menos violenta manera para el niño.

                En este caso, era carnaval, y la clase había preparado un disfraz de 101 dálmatas para la ocasión, pero el protagonista del cortometraje, Mario, que le gusta mucho disfrazarse, decide vestirse como a él le gusta, y en vez de 101 dálmatas, se disfraza de niña, con la ropa de su hermana.

                Personalmente creo que la reacción de sorpresa e incluso de enfado tanto de la profesora como de los niños de la clase, el director e incluso su propio padre son desmedidas, injustificadas y muy exageradas, y le dan demasiada importancia a algo que realmente no la tiene. Haciendo sentir a Mario culpable y diferente por lo que había hecho, cuando no había hecho nada malo.

                Para empezar, la profesora de primaria debería haber reaccionado restándole importancia al asunto, e incluso debería haber elogiado la idea tan original de Mario al vestirse de niña, ya que el carnaval, en esencia, es una fiesta para disfrazarse de lo que a cada uno más le gusta. Por tanto, ¿Qué tiene de malo disfrazarse de niña? Nada en absoluto.

                Todo el mundo, y más aun los niños y su inocencia,  son libres de ser o de no ser como quieran, libres de estereotipos, y deberían  de poder dejar rienda suelta a su naturalidad y  a su libertad sin que les hagan sentir culpable por ello.

                El problema de trasfondo que concibe que se de esta situación viene inmerso en los profundos ideales que presenta la sociedad actual con respecto a lo que debería de ser, o como debería de comportarse  un hombre y una mujer.  Estos ideales injustificados son los que nos restan libertad a todos, tanto al hombre como a la mujer,  y deberían desaparecer de una vez por todas. En pleno siglo XXI todavía hay gente con profundos prejuicios al respecto. En el caso de Mario, se podría incluso tachar de un acto de homofobia a lo ocurrido.

                Es evidente que la escuela, e incluso las familias, tienen un agujero educativo esencial en la educación social, en el cual no se toman ni se contemplan las medidas adecuadas de actuación y educación, y en el cual  se debería de concienciar a los niños desde muy pequeños, que existe la libertad sexual y de expresión y que no deberían de resultarnos extrañas las situaciones como la de Mario.  Por tanto se hace evidente la carencia que presenta la educación con respecto a estos temas.

                Una de las cosas que más me ha sorprendido es la rapidez con que adquieren los niños pequeños estos estereotipos e ideales. En el video se aprecia como todos los niños de la clase, y en especial el niño llamado Santos, (el cual increpa a su compañero con despectivos homófobos, diciéndole maricón) actúan con desaceptación y sorpresa a la iniciativa de Marcos, cuando no debería de ser así.

                Esto demuestra que la homofobia y los ideales con respecto al hombre y la mujer siguen latentes en la actualidad y además que se aprenden muy rápido, desde pequeños.

                Si la situación hubiera sido la contraria, que una alumna se vistiera de niño, posiblemente habría causado menos asombro y desaceptación, e incluso podría haber pasado desapercibida,  ya que las niñas muchas veces visten igual que los niños, por ejemplo con tejanos y camiseta, y es un estereotipo aceptado en nuestra sociedad.

                La culpa de este aprendizaje tan negativo, bajo mi punto de vista, la tienen principalmente los medios de comunicación, que difunden  cada día ejemplos claros de discriminación social y acentúan las diferencias sociales. Por ejemplo anuncios, programas, etc.… A esto habría a que añadirle el papel que juega  la escuela y la familia, el cual en muchos casos, como en el del cortometraje, también sigue reproduciendo este modelo social estereotipado y discriminatorio. Por tanto el cambio debería empezar por el entorno educativo más cercano al niño, es decir, la familia y la escuela y es ahí donde la sociología es una herramienta muy eficaz, para abrir los ojos a los educadores y concienciarlos de cómo debería de ser la sociedad, es decir, una sociedad libre y sin estereotipos.

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